La caza furtiva se ha convertido en un grave problema a nivel mundial, cada vez más especies se ven afectadas por la codicia humana, por el deseo de lucrarse de algunas personas, nos mueve la avaricia y no tenemos reparos en extinguir una vida si con eso vemos un beneficio, somos capaces de apretar el gatillo y ver cómo una vida llega a su fin.

¿Y todo para qué? ¿Cuál es el precio de una vida? ¿Por el marfil del elefante o el cuerno de un rinoceronte? Hasta dónde somos capaces de llegar en nuestro deseo de destrucción. Sin duda alguna es una práctica barbárica que solo confirma la corrupción humana y pone en tela de juicio hasta donde somos capaces de llegar por el dinero, aquel cazador que se atreve a apretar el gatillo debería ser expuesto a lo mismo, a experimentar en primera mano el miedo a ser cazado como el animal que es, a que no se le muestre compasión alguna y sea solo visto como un premio a exponer en una pared cualquiera.
¿Pero en qué nos diferenciaría de ellos? Aunque se lo merezcan nunca será la solución, pero no solo hay que decirlo con las palabras debemos actuar, no podemos ir cazador por cazador, sería una misión sin final posible pues por cada uno de ellos que paremos saldrán cinco más como él, no, debemos parar a aquellos que fomentan tal grotesca diversión, a los que promueven un acto de tal crueldad con el objetivo de aumentar sus bolsillos.

¿Somos conscientes del daño que estamos causando? ¿Las especies que diariamente se enfrentan al cañón del rifle de un cazador? No solo los 30000 elefantes cazados por sus colmillos o los 1500 rinocerontes , la piel del leopardo o del tigre está muy solicitada y no hablemos del orangután, cazado para convertirlo en la mascota de cualquier rico aburrido, el oso polar es otro de los animales que cada vez se ve más afectado y podríamos seguir hablando de todas las especies que están en peligro, que actualmente son más de 8000 y de aquellas que por nuestra actitud indiferente se han visto extintas por la simple codicia humana.

No podemos cerrar los ojos a la realidad, no podemos seguir siendo tan ingenuos de pensar que esto no nos afecta, que no va con nosotros, que como está lejos de nuestra casa no es algo por lo que debamos mostrar un ápice de preocupación, no nos equivoquemos España es la puerta de entrada a Europa del tráfico de animales como por ejemplo el macaco, al que cazan con el fin de convertirlo en la mascota o en una atracción turística.

Stop poaching surge de esta necesidad de actuar, del deseo de llegar a la conciencia humana, de que aún podemos pararlo, podemos actuar, todavía podemos marcar la diferencia, por que todos tenemos un animal que nos representa, con el que sentimos una conexión afín, ¿pero y si fuera uno de estos?

¿Cuál es el tuyo? A lo mejor lo encuentras en nuestra colección.